¡Que se haga la luz!

El arte de Marc Chagall y Paul Klee baila ahora en el Atelier des Lumières. Mademoiselle Lili gira y gira sin parar.  


El artista que hizo flotar a los amantes sobre las ciudades y el firmamento en sus cuadros se eleva ahora él mismo, en una antigua fundición de hierro de París, en la que el año 2018 se inauguró en el primer museo de arte digital. “Chagall - París, Nueva York” es el nombre de la nueva e impresionante ópera artística en la que la música, las imágenes y los lugares se fusionan en un espectáculo de fuegos artificiales visuales y acústicos: 60 altavoces llenan la antigua nave industrial con música que va desde la más clásica al jazz, pasando por el rock. 140 proyectores disparan 3000 imágenes digitales por segundo. Todo gira, todo se mueve, todo fluye, desde el suelo hasta techo, y tu flotas justo en el medio. Una experiencia sensorial, llamada inmersiva, que actualmente tiene a todo el mundo a sus pies. 

La primera vez que visité este espacio para realizar un fantástico y envolvente viaje a Viena, a la obra de Gustav Klimt quedé profundamente impresionada. Nunca olvidaré lo que viví en el salón de los espejos, una pequeña habitación extra en el vestíbulo. Me tumbé en el suelo con los demás y floté virtualmente en el infinito, en un flujo sin fin de imágenes reflejadas en el que ya no hay un arriba y un abajo, tal y como si girara dentro de un caleidoscopio gigante con música de vals. 


Mientras que los serios guardianes de la cultura denunciaban la tik-tok-ización del arte ante este bucle continuo visual y acústico totalmente antipedagógico, los creadores franceses, Culturespaces, habían puesto un huevo de oro. Incluso la nieta de Chagall, Meret Meyer, respalda el nuevo proyecto: “A mi abuelo también le habría gustado”, dijo en la inauguración. Desde la cúpula de la Ópera Garnier de París, que Marc Chagall pintó en 1964, hasta las no tan lejanas chimeneas de la antigua fundición de hierro, sobre las que ahora fluyen no solo sus imágenes digitalizadas, sino también fotos históricas de París y del skyline de Nueva York. Desde el año 2018, más de un millón de visitantes al año se sumergen en el ballet de imágenes inmersivas de diferentes artistas y, como yo, simplemente disfrutan enormemente de esta nueva experiencia sensorial. 


Al igual que los hermanos Lumières (ese era su verdadero nombre), que inventaron el cine en Lyon, en el Atelier des Lumières, el Taller de las Luces, nació una nueva forma de exposición artística que también se está imponiendo en otros ocho lugares del mundo: Culturespaces ya ha exportado este exitoso concepto a Les-Baux-de-Provence, Burdeos, Ámsterdam, Jeju y Seúl en Corea del Sur, Dubái, Nueva York y Dortmund, y el año que viene, también al Hafen-City de Hamburgo. 


Esta vez, sin embargo, a diferencia de la primera, lo hice bien. Después de cinco minutos, me guardé el móvil en el bolsillo, dejé de grabar, de tomar fotos y de publicarlas como si estuviera loca y, en su lugar, dejé que la lluvia de imágenes y las estrellas fugaces virtuales cayeran sobre mí sin filtro alguno. Como una ducha templada de bienestar, que te alegra el día. 


www.atelier-lumieres.com