Comer caro, siempre es fácil en París. Hoteles, restaurantes, tiendas, etc. Como bien es conocido, vivir entre el lujo en París no es tarea difícil. Y cuando hablamos de “Haute Cuisine” todo el mundo sabe, que la cocina francesa lidera el ranking de las más exquisitas y caras del mundo. Pero la cocina francesa es más y va más allá que solo ofrecer lujo y exquisitez, también puede ser asequible y muy sabrosa a la vez. En el siglo 19 se establecieron en París los denominados “Bouillons“ (español: caldo) – eran restaurantes sencillos donde la gente del pueblo y los obreros podían comer un “menú del día” económico. Tenían abierto desde el mediodía hasta la noche, no como el resto de restaurantes, que cerraban de 15.00 – 19.00 horas.
El Bouillon Chartier o también llamado Chez Chartier (7, rue du Faubourg Montmartre) fue el último superviviente de “su especie” y no existe prácticamente ninguna guía que no mencione este restaurante. El local fue fundado en 1896 y hoy en día está declarado como monumento nacional. Los turistas hacen cola diariamente para probar su comida casera típicamente francesa. Su precio es muy asequible: entrantes y postres alrededor de 5,00€ y el plato principal por unos 10,00€. Hay que reconocer, que estos precios, durante mucho tiempo no han sido los habituales en Francia. Pero todo vuelve, parece que se ha vuelto a poner de moda, ahora nacen como setas en cada rincón de París – los “Bouillons”.
¿Quién sabe por qué? Si será por la crisis económica que tiene congelados los sueldos desde hace décadas (pero no los precios de las viviendas y los alimentos) o qué otro motivo puede tener. La cuestión es que hasta los Hipster y los Trendsetter que antes “solo” aceptaban pasar una velada en los “templos” de la Haute-Cuisine, hoy buscan otra cosa, algo más típico. Y así es como me encuentro de repente en el recién inaugurado Bouillon Julien (16, rue du Faubourg Saint Denis). El local de 1906 recientemente restaurado recuerda a una de esas antiguas cantinas gigantes, pero con un aspecto rejuvenecido y su belleza y esplendor no hace creer que los precios que muestra su carta sean reales. Mi elección para ese día: de primero una ensalada de legumbres por 4,20€, de segundo una salchicha con puré de patata por 9,10€ y de postre un arroz con leche por 3,30€. Obviamente, todo casero y rápidamente servido. Ahí, no solo se llena el estómago, también los recuerdos a través de la retina; impresionante su decoración, sus murales y vidrieras y sin duda, su público y personal, al más estilo clásico en uniformes de blanco y negro.
A diferencia con los otros “Bouillons”, aquí se puede reservar una mesa entre semana para evitar esas inmensas colas. Los fines de semana, yo recomiendo, venir fuera de la hora punta. Y como curiosidad: la mesa 24 siempre la reservaba Edith Piaf.
Y justo en Montmartre, también se ha establecido desde 2017 el Bouillon Pigalle (22 Boulevard de Clichy); siguiendo el mismo concepto: comida típica, abundante y sabrosa a precios “normales”, por no decir “bajos”, en un ambiente especialmente parisino. Aquí también ofrecen comida vegetariana. Diversos críticos de la ciudad galardonaron a este local como ganador entre los “nuevos Bouillons”. Da igual a cuál de ellos se vaya, todos ofrecen un sabor verdaderamente parisino.
© Benoit Linero