DORA MAAR

¿Profesión? Musa

Dora Maar, Sans titre, 1935. Copyright de l’œuvre © Adagp, Paris Crédit photo / Photo credit © Centre Pompidou.

Dora Maar fue en su día una de las fotógrafas más guapas e interesantes de París. Mademoiselle Lili descubre a la misteriosa mujer en la exposición del “Centre Pompidou” y se pregunta, ¿qué narices vio esa mujer en el macho Pablo Picasso?


Fue la amante nº 5 de Picasso. “La mujer que llora” – su musa. Dora Maar fue una de las amantes más conocidas de la época moderna. El pintor la plasmó en sus cuadros más valiosos. Uno de los momentos más trágicos para ella sucedió en el año 1943, cuando Pablo Picasso la abandonó y ella cayó en una profunda depresión, de la cual no se recuperó hasta el día de su muerte en 1997. Realmente eso era todo lo que conocía de Dora Maar. Pero ahora me interesaba quién era de verdad. El Centre Pompidou muestra que era más que solo eso y que ha llegado el momento de no ver a las mujeres como “la mujer de…” sino darles la importancia que realmente tenían en su época. Mientras que contemplo sus fotografías llenas de expresión (Dora Maar era pionera en el mundo de las fotografías de moda, en el movimiento surrealista y fiel defensora de las libertades políticas), me pregunto ¿qué fue lo que le llamó tanto la atención de ese hombre? ¿Por qué se dejó dominar así por él? Bueno, en general me pregunto, ¿cómo que aún hay mujeres que se dejan llevar así por un hombre? 

En 1931 Dora Maar ya era una fotógrafa y artista conocida. Trabajaba con los más grandes, como Henri Cartier-Bresson, Man Ray o Georges Brassaï. Pero llegó el día clave. En 1936 Paul Eluard le presentó en el café Les Deux Magots al pintor español Pablo Picasso. El “fanfarrón” le doblaba la edad, pero ella se enamoró ciegamente de él. Ella en aquella época era una mujer de 29 años, segura de sí misma y con una belleza deslumbrante. “Conquistó al pintor con un juego un tanto peculiar. Ella llevaba guantes negros, se los quitó y dejaba caer la punta de una navaja entre los dedos separados de su mano. No siempre acertaba y su mano se cubría de sangre.”

Así explicaba su sucesora Francoise Gilot en su libro “Vida con Picasso”. Estos guantes llenos de restos de sangre de Dora Maar los conservó Pablo Picasso durante toda su vida en una vitrina de cristal como trofeo. Dora Maar se convirtió en su víctima sumisa, la que siempre soportaba sus buenos y malos humos y la que abandonó su carrera para dedicarse en cuerpo y mente solo a él. Tras la separación, reunió todo su valor para volver a ser independiente y dueña de sus actos y, sobre todo, de sus trabajos. Es muy curiosos… en un artículo de fin de curso, de la revista del instituto, anoté irónicamente en el apartado de aspiración profesional “musa artística”. Me lo imaginaba divertido, pero tras esta exposición me siento afortunada de que la vida me haya sonreído de otra manera. Y otra de las cosas que me han quedado claras: ahora sé por qué Pablo Picasso nunca me cayó bien. ¿Era intuición? 
Dora Maar, del 5 de junio hasta 29 de julio en Centre Pompidou, París

Rogi André/Dora Maar, vers 1937/Épreuve gélatino-argentique29,9 x 39,4 cm/Achat en 1983/Collection Centre Pompidou, Paris/Musée national d’art moderne/Centre de création industrielle/Copyright de l’œuvre © droits réservés/Crédit photo / Photo credit © Centre Pompidou,MNAM-CCI / Georges Meguerditchian / Dist. RMN-GP