Debo admitir que no seré un Junichi Hakose en esta vida. Junichi Hakose es probablemente el maestro de Urushi más famoso del arte de lacado japonés. Es tan hábil y creativo que su país lo ha declarado patrimonio cultural vivo. Hace años que crea “mariposas lacadas” para Van Cleef & Arpels, unas piezas que se asemejan más a obras de arte que a simples broches, unas valiosas piezas únicas de coleccionista. Sus artísticas mariposas requieren entre seis meses y un año de trabajo, y es que cada una de las 30 capas de laca tarda una semana en secarse.
Así que a la que me encuentro ante el reto de tener que idear yo misma un diseño para las alas de mi mariposa en dos horas, me doy cuenta de que el listón está muy alto. Delante de mí: astillas de nácar, barniz rojo y azul y auténtico polvo de oro, que luego debo esparcir con los dedos golpeando sobre una pieza metálica negra ya prepintada. La última vez que sostuve un bolígrafo y un pincel, aún no se conocía la palabra SMS y llevaba permanente. Por aquel entonces era bastante hábil, pero la destreza no es como montar en bicicleta o nadar, que nunca se olvida.
¿Qué aprendo en el curso de cuatro horas “De la joyería francesa a la técnica de lacado japonés”? Humildad. Y respeto por un oficio extremadamente sofisticado que suele quedar eclipsado por las brillantes piezas de muchos quilates en los escaparates de la Place Vendôme. El mundo de la alta joyería es una categoría de lujo a la que solo puede acceder una pequeña élite. Con esta escuela, Van Cleef & Arpels se ha propuesto poner al alcance de todo el mundo el secreto que se esconde detrás de las joyas astronómicamente caras.
Esta marca de joyería lleva diez años dirigiendo la “Ecole des Arts Joailliers”. La escuela ofrece más de 40 cursos sobre las distintas disciplinas relacionadas con la joyería, desde la artesanía hasta la gemología y la historia de la joyería, incluyendo diversas exposiciones temporales sobre estas temáticas. En clases de dos a cuatro horas, en francés o inglés, enseñan a todo aquél que quiera saber más sobre el trabajo qué se esconde detrás de las preciosas joyas que hicieron a esta marca tan popular entre reinas y estrellas de cine.
Una vez que lo has probado con tus propias manos, cambias la visión que tenías de la joyería para siempre. Y entiendes realmente cuánto arte, conocimiento y habilidad requiere este oficio. Al final del curso obtengo un diploma, junto con mis dos torpes mariposas y la constatación de que es mejor seguir escribiendo sobre joyas que fabricarlas. Aun así, ha sido una experiencia divertida y ya he reservado el próximo curso: Introducción a la gemología.