PARTE 1

Manual de instrucciones para París

© Paris Tourist Office D. Lefranc

Todos aman París, pero no a los parisinos. Pero Mademoiselle Lili dice, que cuando uno empieza a entender su carácter y su humor, puede que te caigan hasta bien.

 
¿Su fama? Antipáticos, neuróticos, arrogantes y, sobre todo, que se creen los mejores del mundo. Cierto, los parisinos no tienen buena fama entre los turistas, pero tampoco entre los propios franceses (o provincianos como suelen denominar los parisinos al resto de franceses). Son incontables las comedias que se han hecho al respecto. Aunque París sea una de las ciudades más visitadas del mundo y en ella vivan ciudadanos “multiculturales”, los parisinos se niegan firmemente a hablar otro idioma que no sea el suyo. “Chapurrear” su idioma, no es suficiente. Lo que en otras partes del mundo está visto como “al menos lo intenta”, a los parisinos les saca de quicio y rápidamente dicen “aprende bien nuestro idioma antes de visitar una ciudad como es París.” En parte, admiro su patriotismo cultural. En mi ciudad, en Berlín, me encuentro justo con lo contrario. Es una ciudad tan internacional y metropolita, que a veces, en los pubs o restaurantes más concurridos hay que hablar en inglés con el camarero para poder entenderse. Pero bueno, aquí os doy unos consejos para todo aquel no hable francés, pero sí desee visitar la gran ciudad. Teniendo algunos detalles en cuenta, se puede incluso ganar el respeto de un parisino. 
 

1. En las calles  

Los pasos de cebra son decorativos, para “embellecer” el asfalto. Quien confíe en ellos para cruzar la calle, posiblemente se vea involucrado en una filarmónica de bocinas o en el peor de los casos visitando un hospital. Los colores rojos y verdes de los semáforos no tienen significado para los parisinos. Incluso madres y padres con hijos cruzan la calle estando el semáforo en rojo. Total, no se pueden fiar tampoco si está verde. La norma es muy simple: cruzar la calle cuando esté libre. Y punto. No hay más.  
 

2. En el metro  

Evitar sin duda las horas clave. Por las mañanas de 08.00 – 09.00 y por las tardes de 17.00 – 18.00 horas. Como bien decía mi amiga un día: “Tengo más contacto físico en el transporte público, que en el sexo con mi novio.” Si el vagón está muy lleno, recuerde dirigirse lo antes posible hacia la puerta de salida, sino será imposible salir. Y no olvide decir una y otra vez “Pardon” o “Désolé” mientras esté pisando los pies del resto de pasajeros. Por cierto, “Désolé” significa “lo siento” y lo oirá constantemente, lo que no quiere decir que alguien se esté disculpando realmente, en realidad quieren decir “me da todo igual.”  
 

3. En un café y/o restaurante

En casi todos los países del mundo, uno se puede sentar en una terraza y simplemente tomar algo sin necesidad de comer. En París ¡no! Solo si el nombre de Restaurant, Brasserie o Bistro va acompañado con Café o Bar. Si solo desea beber algo, no tome nunca asiento en una mesa con mantel, cubiertos y/o vasos. Si desea ser atendido por el camarero, levante la mano y diríjase a él con “Monsieur”, nunca con “Garçon”. Para las francesas decir “señorita” no es despectivo, todo lo contrario, se sienten halagadas, por ello, diríjase a ellas con “Mademoiselle”. Y por supuesto, no pida nunca un Latte Macchiato, el camarero le mirará como si fuera un extraterrestre. En París se llama “Café crème”. Lo que a modas de bebidas se refiere, los parisinos son súper mega conservadores y antiguos, ellos piensan que “Hugo”, “Averna” o “Prosecco” son pueblos italianos. Y por último, si quiere avergonzar a un camarero especialmente antipático, deje más cantidad de propina de lo habitual; para la que el camarero tenga que rebajarse de su pedestal y darle las gracias amablemente.