TodavÃa no has quemado el foie gras navideño en la cinta de correr, que el siguiente ataque a los michelines ya está esperando a la vuelta de la esquina. El 6 de enero se celebra la EpifanÃa en ParÃs y en toda Francia con la "Galette des Rois", la torta de Reyes por excelencia. Una especialidad pastelera tan calórica como deliciosa, hecha de hojaldre y rellena en su versión clásica de una crema de frangipane: una mezcla de crema pastelera, mantequilla, azúcar y almendras molidas, cuya composición exacta se protege como un secreto sagrado de todo pastelero. La tarta se vende obligatoriamente con una corona, cuyo aspecto varÃa en función de la calidad y el precio del roscón: desde la corona de cartón dorada de las ofertas de los supermercados industriales hasta las coronas exclusivas de pastelerÃas como Potel & Chabot o Benoît Castel.
En cualquier caso, el domingo posterior a la EpifanÃa, todo el mundo se reúne con la familia o los amigos para compartir esta tarta. En su interior se esconde
una pequeña figura de porcelana - y quien la encuentre en su porción será nombrado rey por un dÃa. O reina. La Maison Philippe Conticini de ParÃs ha emancipado la tradición y ha dedicado el pastel a las mujeres: La Galette des Reines.
No hace falta ser un niño para disfrutar como una reina de las nieves con la figura llamada "fève" y ponerse de buen humor. TodavÃa recuerdo mi primera invitación a comer "Galette des Rois" recién llegada a ParÃs, que acabó convirtiéndose en una bacanal de champán. Con la corona en la cabeza, tenÃa que vaciar mi copa cada vez que gritaban "La reine boit", la reina bebe. También el rey de la noche, que encontró su "fève" en el segundo pastel. Para abreviar la historia: a la mañana siguiente me desperté con dolor de cabeza en los aposentos del rey extranjero. Por cierto, no se convirtió en una historia de amor, pero si no han muerto, todavÃa hoy se seguirán riéndo de ello.
Una pequeña pérdida de control sin consecuencias históricas. En la historia de Francia, se dice que batallas enteras se perdieron por esta tradición, ya que las guarniciones se bebieron la batalla al grito de "Le roi boit". La tradición cristiana de la EpifanÃa tiene sus orÃgenes paganos en las Saturnales, una festividad romana que se celebraba entre finales de diciembre y principios de enero en la que se relajaban las normas morales y sociales. Los romanos designaban "Rey por un dÃa" al esclavo que encontraba una haba en su pastel y se invertÃan los roles sociales por un dÃa.
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