Es el primer domingo de primavera. Me plancho mi vestido blanco y me coloco mi sombrero de paja. Mientras disfruto del tiempo primaveral, me monto en el transporte público y me dirijo hacia las afueras de la ciudad; hacia Champigny-sur-Marne. ¿Mi destino? Una “Guinguette” como la conocía de las obras de arte de Vincent van Gogh o Pierre-Auguste Renoir. Lo que para los alemanes es una cervecería, para los franceses es una “Guinguette”; suelen estar situadas en las orillas de los ríos. En el siglo 19 solía ser la diversión dominguera de los habitantes de las grandes ciudades que deseaban disfrutar de la naturaleza. En las “tabernas”, que se encontraban cerca de los ríos Sena o Marne, se podía disfrutar de un buen menú del día y una buena tarde de baile. Curiosamente, alrededor de los años 60, esta tradición empezó a perderse. Hoy en día se podrían contar con los dedos de una sola mano los establecimientos aún existentes de este tipo. Una de las “Guinguettes” más conocidas es Ile du Martin-Pêcheur (www.guinguette.fr).
En cuanto el barco taxi ancla en el desembarcadero, el lugar transmite sensaciones vacacionales. Se puede disfrutar de una cocina exquisita y de un programa de música divertido – desde música en directo como sesiones de DJs. Su público, una vez más, variopinto. Recomiendo visitar previamente la página web para consultar el evento del día y sobre todo para saber si llevar zapatos de claqué o Mary-Janes.