LA PARISIENNE

La “Súper mujer”

Los diseñadores de moda, los directores de cine y las mujeres mismas consideran a las parisinas las más irresistibles y atractivas. Mademoiselle Lili ha adquirido experiencia y ahora nos la comenta.

Hace aproximadamente 3 años, en uno de mis viajes a mi casa a Berlín, fui a una presentación y curiosamente se dirigían a mí en inglés. Ya ni mis compatriotas me consideraban alemana. Y qué curioso, en París me preguntan de dónde es mi acento. Cuando digo que soy alemana, la primera reacción de los hombres es bajar disimuladamente la mirada hacia mis piernas. Como todo el mundo sabe, las alemanas tienen fama de no depilarse. Noto la cara de sorpresa y alivio cuando los franceses comprueban que ese no es mi caso.  


Aun habiendo tenido unas “embajadoras” alemanas tan buenas como Romy Schneider y Claudia Schiffer, las francesas siguen llevándose la palma. Simplemente su acento ya conquista y además transmite glamour.    


No podemos negarlo, las francesas tienen otro standing y eso a nivel mundial. Resumiendo: son consideradas como mujeres naturales, desenfadadas, seguras de sí mismas y sobre todo, con un erotismo especial. Y entre las francesas, las parisinas ya son lo más. Cada vez que se presenta una colección de maquillaje, bolsos o moda en general, los diseñadores presumen haberse inspirado en “La Parisienne”. Rápido me di cuenta, que el bolso de una parisina debía ser lo suficientemente grande para albergar su portátil, los pañales, el móvil, el tabaco, los accesorios de belleza, etc. y que además, el labial rojo no debía estar perfectamente aplicado para parecer haber sido mordisqueado a besos.    


Pues sí, así son las francesas. Todo el día pensando en sexo o queriendo aparentar que acaban de tenerlo. El libro “How to be a Parisian where ever you are” ha sido un superventas en más de 26 países. El lema: estar siempre dispuesta; los domingos por las mañanas comprando el pan o el tabaco, en mitad de la noche o cuando se recoge a los 

niños del cole. Las 4 autoras describen sobre 272 páginas de forma irónica, cómo ser puta y santa o madre y ejecutiva a la vez. Ah claro, y sin engordar, simplemente seguir siendo una súper mujer. En el “Café de Flore” descubrí un día, por casualidad, el sándwich Sonia-Rykiel-Club: un bocadillo sin pan ni mayonesa. Una parisina nunca lo llamaría “ensalada”. La simulación es su mejor cometido. 


En el resto del mundo, las madres anoréxicas y fumadoras como carretillas, que incluso comprando el desayuno ya sólo piensan en sexo y antes de empezar el día se toman una copa de vino blanco o deslizan la mano sobre la pierna de su compañero insinuando algo más, o se desfogan con sus amantes justo antes de recoger a los niños a última hora de la tarde de la guardería, tendrían rápidamente a asuntos sociales delante de su puerta. Pero la parisina no; ella es considerada como un angelito libidinoso.  


Lo reconozco, acabo de leer el libro y he entendido por qué ya se me considera una parisina: suelo llevar el pelo algo desgreñado, el labial “mordisqueado” y sí, suelo llevar sólo un modelito de diseño. ¿La diferencia? No es intencionadamente: no tengo ni tiempo, ni ganas para “peinarme”, lo del retoque de maquillaje lo tengo bastante olvidado y mi monedero no da para lucir un Look completo de un diseñador de moda.  


Pero gracias al libro, valoro aún más mi estilo, o mejor dicho mi “descuido”, ahora soy el vivo reflejo de una verdadera parisina. 


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